

Donde más feliz estoy es en un camión
De un camión de segunda mano a una flota de 600 vehículos: la historia del empresario conquense Santiago Peñaranda
“Donde más feliz estoy es en un camión”, asegura este emprendedor de Iniesta que, tras cuatro décadas de trabajo, recibe el reconocimiento de la CECAM
Los Premios Empresariales de la Confederación de Empresarios de Castilla-La Mancha (CECAM) de este 2025 se entregan este miércoles 14 de mayo en la catedral de Toledo. Santiago Peñaranda es el empresario conquense, natural de Iniesta, que ha sido reconocido este año por su destacada trayectoria al frente de la empresa Santiago Peñaranda SL.
Lo que comenzó en los años 80 con un solo camión y mucho esfuerzo, se ha convertido hoy en una gran empresa con más de 40 años de historia, una flota de 600 vehículos y unos 230 trabajadores. Con sede en Iniesta, pero con impacto en toda España.
Podcast de la entrevista en cadena ser - Hoy por Hoy con Paco Auñón
En esta entrevista vamos a conocer no solo al empresario premiado, sino también al emprendedor que, con constancia y visión, ha construido un proyecto que es ejemplo de crecimiento, arraigo al territorio y compromiso con la excelencia.
Santiago, qué ha supuesto para usted recibir este reconocimiento?
Después de 45 años de trayectoria profesional y de lucha, a todos nos gusta que se reconozca nuestro esfuerzo, nuestra labor y nuestra dedicación. La verdad es que ha sido una gran alegría. Y sobre todo, si podemos servir como ejemplo para los nuevos emprendedores, en lo que se refiere a la dedicación y al estar siempre ahí, trabajando duro, pues bienvenido sea.
¿Cuándo y por qué decidió emprender en el sector del transporte?
Tenía 21 años. Las opciones por aquel entonces, aunque parezca que fue hace mucho, eran bastante limitadas. En Iniesta, un pueblo eminentemente agrícola, el transporte fue durante un tiempo un sector muy fuerte. De hecho, siempre se ha dicho que Iniesta era una de las poblaciones con mayor índice de camiones en relación a sus habitantes. Había mucho autónomo, como lo era yo cuando empecé. Teníamos la opción de la agricultura o el transporte. La agricultura me gustaba, pero el transporte me resultó más atractivo. Podías moverte más, tenías más libertad. Así que empecé con muchas ganas y con un camión de segunda mano, de la marca Barreiros, lo digo con cariño. Me enseñó bastante de mecánica… no sé si para bien o para mal, porque se rompía con frecuencia. Y así comenzaron mis primeros pasos.
¿Y cuándo llegó el segundo camión? Porque ese ya es un hito importante.
El segundo ya fue nuevo. Con el primero había aprendido a corregir muchas de sus averías.Y recuerdo que en ese momento en España hubo un año especial: los silos del antiguo SEMPA (Servicio Nacional de Cereales) estaban llenos por una cosecha excelente. Había que sacar cereal a los puertos sí o sí. Eso ayudó bastante. Entonces se trabajaba también los sábados y domingos. Era lo que tocaba. Pero había trabajo, mucha materia prima que transportar.
¿Y cómo fue evolucionando todo eso? ¿En qué momento pensó: «Esto puede ser una gran empresa, puedo crear empleo»?
Fue algo progresivo. Hubo épocas muy buenas, pero también otras muy duras. Después de esa primera fase con mucho trabajo, llegó una crisis financiera nacional que afectó a todos. Y el transporte es un buen termómetro de la actividad de un país, así que lo notamos mucho. Estar parado esperando un nuevo viaje me hizo reflexionar. Pensé: «¿Por qué no me especializo en algo? ¿Por qué no busco un nicho de mercado?» Y así fue como empezamos con el transporte de mercancías peligrosas.
¿Y cómo fue esa especialización?
Las mercancías peligrosas tienen la ventaja de dar trabajo todo el año. Eso sí, requieren seguros especiales, formación ADR, vehículos específicos… es más costoso. Pero vi que podía ser un buen camino. Además, en 1992 se diversificó mucho el sector: aparecieron operadoras más pequeñas. Empezamos a trabajar muy bien, los clientes nos valoraban mucho y empezamos a crecer. Siempre hemos intentado adaptarnos a lo que pedían los clientes, hacerles un «traje a medida», ser serios y honrados. Y así, durante una época, crecimos muchísimo, incluso por encima del mercado. Luego el crecimiento se estabilizó, con un ritmo del 10 o 12% anual durante bastantes años.
Su flota es muy reconocible en las carreteras españolas, con ese fondo blanco, letras azules, la S y la P alargadas…
¿Qué tipo de mercancías peligrosas transportan de forma más habitual?
Transportamos combustibles como gasolina 95, gasolina 98, gasoil A, B y C. También combustibles para aviación, donde la especialización es máxima. Y carburantes alternativos como el HVO, un combustible más ecológico. Hemos transportado mucho biodiésel, eco carburantes… y seguimos haciéndolo todo. Siempre con un fuerte compromiso con la seguridad, que desde el principio ha sido nuestra bandera. Si algo no es seguro, no lo hacemos.
También transportan pulverulentos. Detrás de esa palabra técnica hay… ¿cemento?
Exactamente. Cemento a granel, que es un polvo. Lo transportamos en cisternas especiales que se descargan por compresión de aire. También otros productos en polvo, como ciertos áridos, fibrocemento, o cementos especiales —como los sulforesistentes, que resisten muy bien la humedad. Además, tenemos una división específica, Castellana de Cementos, que forma parte del grupo. Trabajamos con la mayor multinacional del sector a nivel mundial y también con la número dos. Esto lo hacemos desde 1987.
¿Y todo esto desde Iniesta? ¿Siempre tuvo claro que la empresa tenía que estar en su pueblo?
Sí. Geográficamente, Iniesta está muy bien situada: entre Madrid y Valencia, y también entre Cataluña y Andalucía. Aquí tenemos la base, oficinas, talleres, el centro operativo… desde aquí se coordina todo. Pero operamos en toda la Península Ibérica.
¿Y sus empleados? ¿Son de Iniesta y la comarca?
Muchos sí. Y aquí me gustaría destacar algo: creemos mucho en la cultura del reconocimiento. Tenemos personas que llevan con nosotros muchísimos años, que me han acompañado en este viaje, y a quienes estoy profundamente agradecido. Estas cosas solo ocurren si tienes buena gente a tu alrededor: excelentes equipos, personas que ponen horas, cariño, entusiasmo e ilusión en cada cosa que hacen. Las personas son muy importantes.